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Una vista increíble, el servicio de diez, la comida bastante bien.
¡Qué lindo lugar, che! La decoración está bárbara. La comida era tipo tapas, re rica, tomé unos traguinhos sin alcohol que estaban buenísimos, parecían tragos de verdad y no solo jugos comunes. Los precios estaban bien para el lugar, el servicio un poco desordenado y con pinta de ser medio novatos.
La comida estaba riquísima, pero las porciones son chiquitas.
Realmente es un lugar increíble, y no solo por la comida, sino por el ambiente y la atención hacia los comensales. La limpieza de los baños es destacable y los precios son acordes a lo que ofrecen, con una calidad excelente. Una experiencia muy disfrutable que definitivamente vale la pena repetir.
El restorán del Hotel Montevideo. Debo decirles que me encanta que esté en el último piso, accesible para todo el mundo (en lugar de estar repleto de suites carísimas para unos pocos). Algo similar debe de pasarle a mucha gente, porque las dos noches que estuvimos, se llenó bastante. La propuesta gastronómica es cenar de platillos, casi como un bar de tapas, y la verdad es que, salvo por una ensalada (que parecía armada por un extraterrestre), todo estuvo bueno, especialmente la carne (que no es ningún secreto que es rica en Uruguay, obviamente). Lo mejor nos pareció el ambiente, aunque los tragos, y en especial, las creaciones de la casa, están muy buenos también. Lo que menos nos convenció fue la poca experiencia, bastante notoria, del personal, así como —qué horror— el hecho de que te ofrezcan esos cuadraditos minúsculos de papel tipo “cocktail napkin” como servilletas, que no pueden limpiar nada ni absorber una gota de líquido. Eso no concuerda para nada con la calidad del lugar, la verdad.
Fuimos al rooftop a cenar y la verdad es que nos sorprendió gratamente. El servicio fue muy bueno y atento, de primera. Comimos unas hamburguesas que estaban bien de tamaño para el precio, pero sinceramente sentí que estaban un poco pasadas de sal, al igual que las papas. En cuanto a la oferta de bebidas, tienen variedad y precios razonables, lo cual es un punto a favor.
Fuimos por un cumpleaños, me comuniqué con anticipación y me informaron que no podía llevar torta al lugar pero ellos tienen algunas opciones de 25cm para cumpleaños, las cuales se deben elegir con anticipación. Elegí la opción de bizcocho de vainilla relleno de dulce de leche, una torta sencilla pero muy rica. Además, regalaron un cupcake de cortesía para la cumpleañera. También nos recibieron con shots de cortesía.
Lindo lugarcito para una noche de tragos. La carta de comida no es muy variada, por lo que te recomiendo para picotear. Pedimos una tabla de queso 10/10 y unas aceitunas marinadas. Los tragos estuvieron acordes. Lo que sí podría mejorar es el volumen de la música que a veces dificulta charlar si estás en las mesas de adentro.
¡Es un lugar increíble, che! En especial el piso 10, con propuestas para todos los gustos, ya sea formal o más relajado. Cuando entrás te topás con una obra de arte en el hotel Montevideo y luego, al subir en el ascensor, te transportás a un estilo antiguo exquisito. Pero lo mejor viene al llegar al piso 10, sobre todo al atardecer... es "una experiencia religiosa", como diría E. Iglesias. El lugar, el ambiente, los distintos espacios, todo de maravilla. Hay fogones en el piso, sillones de pie, te ofrecen mantas si estás afuera... ¡un lugar increíble! Estoy de acuerdo en que la música puede estar muy alta a veces y no se puede conversar bien, pero en resumen, es precioso incluso si solo vas a tomar un refresco. ¡Vale la pena totalmente, es una bomba!💣🔥
Para una tarde noche de tragos y picadas con amigos o en pareja, es un golazo. La música, el ambiente y todo re bien pensado. En la parte del café que es la terraza no se reserva, es por orden de llegada, no venden platos, solo picadas (la verdad muy ricas). Me encantó ❤️