La Biennale - Montevideo

Qué lindo lugar con música agradable y a un volumen perfecto para poder charlar tranquilamente. La atención de diez puntos. Sin dudas, tengo que volver para probar esas pizzas. ¡Imperdible!

Todo de primera calidad y hecho con mucho cariño en la elaboración. ¡Una maravilla!

Viernes 12/4 a las 22.15hs fuimos con mi marido a cenar. Entramos y solo había 3 mesas ocupadas, la barra estaba llena de platos sucios amontonados y todo desordenado. La camarera o mina que atendía (una medio morocha) estaba comiendo en medio de ese quilombo, no se dignó a levantarse a recibirnos hasta que nos paramos a dos metros de ella. Tuve que preguntarle si estaban abiertos y me contestó mientras se sacaba la comida de los dientes. Le pregunté si tenían menú y me dijo "sí, ahí arriba" señalando con el dedo y siguió comiendo. Nos fuimos enseguida, un asco la atención, el lugar, esa mujer...todo. Me voy a asegurar de que nadie de mi entorno vaya. Hasta el cuidacoches fue más amable y educado.

Vaya día complicado para ir en pleno carnaval. Solo tres o cuatro mesas ocupadas, pero el personal (eran 2 mozas-cajeras) nos ignoró por completo. Esperamos media hora para que nos trajeran la carta y luego ni siquiera vinieron a tomar nuestro pedido. Varias personas se levantaron y se fueron. Siempre se necesitó paciencia, pero ahora más que nunca está complicado, y la situación es decadente, como toda Montevideo.

Los precias están re baratos, che.

Che, no puede ser que tengan a esa mina atendiendo de noche, ¿eh? Una desubicada total, sin modales, menos educación que un mono, re mala onda...¡una cosa de locos!

Primera y última vez que vengo, che. Viernes 26/4, como a las 22:30. Me mandé a la panadería con unas amigas y nos atendió una mina morocha, ¡qué barbaridad! La tipa nos trató para el traste, desde que nos plantó los bocados en la mesa hasta que quisimos pagar, ¡nos arrebató el único código QR de un golpe sin ni siquiera pedir permiso! ¡Habría que hacer más copias del código, loco! Y cuando fui a mostrar el comprobante de pago (porque tuve que ir yo hasta el mostrador), la misma mina me empujó diciendo que no pasaba, ¡una atrevida total! Nos hizo sentir incómodas todo el rato, como si le molestara que estuviéramos ahí, ¿viste?