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El lugar está re lindo, pero la atención deja bastante que desear, che.
Mala experiencia, éramos dos y había una mesa libre para 4 y no nos permitieron sentarnos, solo nos ofrecieron la barra, chica e incómoda, la moza que preparaba los tragos salpicaba hielo mientras los hacía. Muy incómodo. Cuando les planteamos eso a quienes atendían nos dijeron que así era el lugar, eso era lo que ofrecían, muy groseros.
Qué lindo lugar, che. Para mí deberían mejorar el servicio, ¿viste?. Si bien los pibes son re buena onda, cuando está lleno se confunden un toque, no tenían claro qué plato era de quién, la chica andaba de mesa en mesa preguntándonos, y encima se olvidaron de mi pedido y tuve que reclamarlo. Hay un pibe que seguro es el dueño, pillo, atento, me parece que por ahí va la mano. Ojalá que la crítica sirva para mejorar. Más allá de ese detalle, que probablemente sea solo de ese día, todo estuvo joya y la pasé bomba. Gracias, ¿eh?
No le doy importancia a la comida porque directamente no comimos. La atención fue de diez, muy buena. El lugar estaba re bien ambientado.
¡Lo conocimos de rebote y nos re gustó en serio! Lindo ambiente, tapeos ricos y abundantes, la estrella de la carta son los vermú sin dudas. Nos trajimos algunas botellas para Argentina, el pibe que nos atendió nos contó todo sobre el proceso de producción y elaboración. ¡Recomendadísimo!
Desde que llegamos, nos atendieron de primera. Nos dieron varias opciones de mesa para elegir, para estar cómodos. El resto? Servicio 10. Ambiente 10. Comida 10. Bebidas…. Pidan el tinto de verano que se van a tomar 1.000 che!
Fuimos con mi señora y la verdad quedamos encantados con este lugar. Lo primero a resaltar es la maravillosa atención. Es complicado encontrar un sitio donde no tengas que estar cazando la mirada del mozo para que te atienda. Acá siempre estuvieron atentos desde que llegamos hasta que nos fuimos.
Lo recomiendo. Nos recibieron apenas entramos y nos sentimos re cómodos. El lugar es chiquito pero la pasamos bárbaro, los tragos, la comida, la ambientación con la música. Me encantó.
¡Qué lindo bar de tapas, che! El servicio es de diez, los precios re piolas y la comida está para chuparse los dedos. El provolone, una delicia que no podés perderte.
Qué tal, che? Muy buena esquina en Punta Carretas, papá, para sentirse un ratito en Madrid. El vermut Las Flores: un golazo. En cuanto a la comida, los montaditos están sabrosos pero un toque caros para lo chico que son. Por otro lado, re zarpadas la fugazetta rellena y la tortilla.