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¡Qué duda cabe que este restaurante es de lo mejorcito de la ciudad de Montevideo!
Qué lindo lugar al aire libre, para disfrutar de un hermoso atardecer.
Los chivitos están de diez, no son enormes como en otros lados y por eso están riquísimos.
La comida es bien sencilla, las porciones son chiquitas, las papas vienen congeladas y les faltó poner algún mantel en la mesa. El lugar está ambientado de forma agradable y el personal es muy amable.
Es un precioso y clásico restaurante en el barrio de Punta Gorda, decorado al estilo francés, conservando un ambiente de los años 80 que, para mi gusto, lo hace atractivo. La atención amable y servicial, se nota que se trabaja en equipo familiar, ¿qué más se puede pedir? ¡Una experiencia gastronómica fabulosa!
Lugar re reconfortante, ambiente cálido, te hacen sentir como si fueras cliente de toda la vida.
Ambiente re tranqui. Un lugar que quedó en el tiempo, pero tiene su encanto pintoresco. La atención es buena. La relación entre el tamaño de los chivitos y el precio no está muy equilibrada, son bien chiquitos. Además, no vienen con guarnición. Te podés llegar a gastar casi $600 y necesitarías comer mínimo dos por persona.
Un lugar muy pintoresco y clásico, ¿eh?
¡Qué rico el chivito francés, y los postres de Confitería Carreras son una maravilla! Podrían agregar Alpinos como opción dulce también. La atención es excelente, se nota que es un negocio familiar. La noche estaba un poco fresca y a pesar de que tenían estufa, no estaba encendida.
En varias reseñas leímos que era el mejor chivito de Montevideo y queríamos ir a comprobarlo, aunque el chivito es sabroso, es extremadamente pequeño para su precio ($565 cada uno más las papas fritas aparte $250).