Al mar Restaurante - Maldonado

Qué lindo lugar, ambiente re copado.

¡34 opiniones en 5 años? ¡Borraron todas las malas, che! Pero yo las vi, la gran mayoría hablando del maltrato del encargado o dueño hacia los empleados. Por ser tan desleales y pillos, jamás voy a pisar ese lugar.

Excelente alternativa para disfrutar de una buena comida junto al mar, más allá de los paradores. Creo que es el único (o uno de los poquísimos) hoteles sobre la playa. Para disfrutar de la vista de toda la Punta, sobre la arena. La comida es excelente y la atención es de primera. Cuando llegamos no había mucha gente, y Fede, el chef, tenía poca ayuda. A pesar de eso, en poco tiempo nos preparó unos platos realmente deliciosos. Todos fueron muy amables y serviciales. ¡Definitivamente volveremos!

Qué buen lugar, la atención es de diez y comimos riquísimo. Fuimos en familia y les recomiendo la tabla de mariscos, una delicia total.

La vista está bárbara, che.

Si pudiera darle un '0' lo haría: no contestan el teléfono para hacer la reserva y cuando llegamos nos encontramos con que 'hoy solo para huéspedes' - además, cuenten con pagar US$20 por estacionamiento.

Qué mejor que comer frente al mar, excelente comida y servicio, ¡una experiencia inigualable!

Qué lindo lugar che, una panadería de primera.

Una estrella por la ubicación y la ambientación que son impecables y otra por la esmerada atención. El plato que pedimos fue horrible (plancha de mariscos). Sin sabor, casi hervidos. La carta de vinos muy cara. Un precio total altísimo por lo que comimos: 90 dólares con propina incluida por ese solo plato y un torrontés. Una lástima.

En Las Delicias, en la parada 25 de la mansa, sobre la playa se encuentra el hotel La Serena, ahora renovado. Su restaurante, al borde del mar, ofrece una vista hermosa de la playa iluminada, las luces de la isla y la península desde las mesas al aire libre. La decoración e iluminación tanto dentro como alrededor de la piscina son impecables. Visitamos un lunes de febrero y, a pesar de ser inicio de semana, nos sorprendió ver que solo dos mesas más estaban ocupadas además de la nuestra. Al entrar en el salón, se atraviesa una especie de "bodega" de vinos con paredes de cristal que permiten ver todas las botellas expuestas. La cocina está situada en ese pasillo y también es visible a través de los cristales. A mano izquierda, al pasar la puerta, se encuentra un gran bar, mesas interiores y exteriores. Quedé asombrada por lo bellamente que está todo decorado. El menú está en dólares y realmente los precios son bastante elevados. Probamos de entrada provolone con salsa pesto y almendras, y pulpo tibio aliñado con aceite de oliva, pimentón, pimienta y romero. Ambos platos muy sabrosos. Luego compartimos un risotto de mar (mejillones, berberechos, calamares, vieiras, camarones) muy bien preparado y presentado. De postre, helado de coco con salsa de maracuyá y mousse de chocolate, seguido de dos cafés. Todo delicioso en un entorno hermoso, pero realmente muy caro.