El Rastro Parrillita - Montevideo

La atención estuvo bien, la persona que nos atendió fue amable y atenta. La comida, por otro lado, dejó mucho que desear. Los dos cortes de carne que pedimos estaban recalentados, secos y un poco fríos, además de duros. La guarnición, en este caso papas con Roquefort, también estaba recalentada, seca y fría, con apenas un poco de queso. Realmente la relación calidad-precio fue muy mala, ya que no es barato.

El lugar está re lindo, pero la mala atención y la espera interminable arruinan todo.

Un lugarcito bien especial, donde se juntan la historia y lo moderno. Rústico pero con mucha personalidad, te lleva de vuelta a la infancia y los cuentos de la abuela. La atención es de diez y la parrilla es algo especial, ¡felicitaciones por la propuesta! Muy recomendable para pasar en familia o con amigos.

Qué linda experiencia, una atención divina, la comida un 10, todo riquísimo 😋 súper recomendable ☺️

Típica parrilla de barrio, con una decoración bien rustica que genera un ambiente re acogedor. La atención es buena y la carne también, aunque me pareció salado el precio. Los cortes vienen sin guarnición incluida, las porciones de carne chiquitas y costosas, $500 por un ojo de bife sin acompañamiento me pareció demasiado. Por ese precio los cortes tendrían que venir mejor servidos y con guarnición incluida, ¡no hay dudas!

Al llegar al lugar estaba hasta las patas, tuvimos que esperar banda para agarrar una mesa y después ni nos avisaron cuando estaba ready, tuvimos que entrar a darles un toque de codo para recordarles que estábamos esperando. La mesa estaba más apretada que lomito en pancho, no teníamos lugar ni pa' poner el brasero, la ensalada, las birras y los platos. Las sillas estaban re flojas y cada vez que pasaba alguien, ya sea un mozo o un cliente, el piso se hundía y se movía todo lo que estaba sobre la mesa. Los mozos fueron piolas, pero la carne estaba más dura que zapato de cementerio, el brasero no traía todo lo que tenía que traer y si no lo reclamábamos, ni pelota. Nos quedamos sin chinchulín y nos ofrecieron molleja, que después tampoco tenían y nos tiraron un chorizo de consuelo. Obvio que ni en pedo descontaban de la cuenta la comida que faltaba. Para colmo pedimos para llevar lo que sobraba y al llegar a casa veo que envolvieron solo la mitad del pedido. En resumen, si querés tirar la guita en morfi de mala calidad, estar re incómodo y acordarte de que te tienen que traer todo, es un lugar de primera...