Tudor coffee & tea - Montevideo

Fuimos a la tardecita a tomar la merienda para dos. ¡Los scons y la carrot cake están riquísimos! Es una casona antigua muy bien ambientada. El salón tiene estufa a leña con música suave.

¡Nos reservaron una mesa para once personas, che! Nos mandaron toda la comida junta y a los 45 minutos de llegar, ya nos querían echar porque había gente esperando para sentarse. ¡Qué locura, no te das una idea! Vinieron la moza, la encargada y hasta el dueño en persona a hecharnos. Un cumpleaños de terror, gastamos más de $7000 y apenas pudimos estar un rato. La encargada "Elizabeth" nos explicaba los costos extras por tener la mesa ocupada, ¡qué barbaridad! Yo ni siquiera había terminado el mate... Nunca nos dijeron al reservar que teníamos un horario. ¡Una situación bien desagradable, te digo!

Excelente atención, una decoración preciosa acorde con el estilo antiguo de la casa, calidez, estufa a leña y una gastronomía de primer nivel.

Lo mejor de este lugarcito es el ambiente, la decoración, la calidez de la estufa a leña y que se puede merendar tranqui. La música está a un volumen razonable, lo que te permite charlar y escuchar, cosa que no es tan común en todos lados, ¿viste?

Un lugarcito hermoso, la comida riquísima y una relación calidad-precio impecable. Entré con un chiquilín dormido y me ofrecieron una frazadita para abrigarlo, ¡me pareció un gesto re lindo!

El local tiene una ubicación de lujo frente al jardín botánico. La fachada está bastante descuidada y se come como hoy en el barro. La comida está bien. La atención es amable pero el servicio es lento. Solo hay un baño. No creo que vuelva. ¡Lo peculiar es la mesa que ofrecen, parece hecha para gnomos!

Fuimos a probar el té en la tarde, tipo 4 de la tarde. Nos dijeron que nos sentáramos afuera en una mesa que acababa de quedar libre, pero aún tenía los platos y restos del grupo anterior. Nos aseguraron que iban a limpiar la mesa y tomarnos el pedido pronto. Después de 15 minutos, una camarera que estaba atendiendo otra mesa nos vio y nos preguntó si habíamos llegado recién. Le dijimos que sí, retiró los platos y nos dijo que nos traería el menú. Pasaron otros 15 minutos y todavía nadie nos había alcanzado el menú.

El lugar está re lindo y re acogedor. La comida es una delicia y la gente que atiende es de lo más amable. Llegué un cachito tarde a mi reserva y igual me guardaron el lugar, ¡muchas gracias! ;)